08Sep - 2023
El mundo Petri de Alma
El pueblo de Santa María Ixtlamatqui solía ser un lugar tranquilo durante el crepúsculo, cuando todos se reunían en casa, a platicar o a descansar en silencio, esperando con ansias el caer de la tarde ya que así se anunciaba la cena. Antes del periodo de la gran escasez, el ambiente era tranquilo, ligero, relajado, e invitaba a la serenidad; las luces del vecindario se mostraban tenues y poco a poco se iban apagando hasta no quedar ni una sola encendida. Con el calor del sol de cada mañana, los habitantes despertaban con alegría para iniciar uno de los rituales más importantes del día, el desayuno y es que las personas de Santa María Ixtlamatqui eran de costumbres fijas y de raíces fuertes. Había familias que contaban con muchas generaciones, y al pueblo casi no llegaban personas foráneas ni ocurrían sucesos extraños.
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Actualizado 2023-09-08 18:05:57